Ruido blanco



Cuando ya hemos servido
A los amos que nos imponen
Y nos hemos rendido a los placeres que nos dominan.
La noche se nos hecha encima.

Y ya sea una pantalla plana en el dormitorio
Pintando grandes imágenes en tus ojos.
O que tu cuerpo entero tiemble de un placer efímero,
entre los brazos de un amante apenas furtivo.

¿Te has debatido ya entre la vida y la muerte de tus convicciones?

Un día normal como tantos otros ¿No?
Te sumerges en la pantalla de un pequeño artilugio,
Presionando el botón de “Repetir canción”
Para alejar a los demás.

Tal vez pueda parecer una noche pacífica.
Pero no será un día sin palabras mientras lo comparta contigo.
Entre claroscuros de fragilidad donde la baja autoestima quizá hasta estalle
Contra cuerpos escandalosamente hostiles.

Tal vez pueda parecer una noche violenta.
Mientras dos almas se gritan,
Unas por desesperación, otras por confusión.
En un par de correos electrónicos.

Sin título



Ese lastre, esas cadenas y esos grilletes que sentimos son nuestro propio cuerpo. Solo despojándonos de él volaremos a nuestra verdadera consciencia.

La playa



Hay un colchón de clavos detrás de la arena. Un sol despiadado que el cielo azul no combate. Una sombrilla que ya no te cobija de nada. Un helado aburrido en el paseo marítimo. Vamos de tiendas y no ves mas que lo mismo una y otra vez. Los mismos bolsos y los mismos pantalones una y otra vez que te hacen un culo espectacular. ¿Otra vez un puto mojito en un chiringuito donde no se oye nada mas que el sonido infernal del chill out en vez de Led Zeppelin?

Sácame de aquí, por favor. No puedo aguantar un segundo mas este aburrimiento de margaritas y sombrillas sabiendo que no hay nadie en la ciudad. Sería el momento idóneo para conquistarla. Quizá no quedaría muy bien bajo un filtro de instagram pero, joder, que divertido sería.

Superhéroes de barrio



Una noche volviendo a casa pasé por el puente y me detuve a mirar sus vistas. Vi el parque abriéndose ante mí. El campanario de la bella iglesia vigilándolo todo.

A lo lejos, vi el hospital y las casas encendidas como cerillas. Imaginé enfermos solitarios, hogares cálidos, familias sin brechas y amantes entregados.

Delante vi la gran avenida. Las luces de las tiendas y los faros de los coches que iban y venían la convertían en una ajetreada vía láctea y yo, me sentí pequeño.

Dicen que vivimos en una magnífica ciudad pero en realidad es tan vulgar como las demás. Solo un enorme decorado con un telón pomposo para que nadie recuerde las vidas anónimas, las almas solitarias y la verdad que discurre entre las sombras y los puntos ciegos.

Brindo cada noche por vosotros, por nosotros; superhéroes de barrio.

Bike

A menudo sueño que montas en bicicleta. Entonces me cruzo en tu camino y veo como te abalanzas sobre mí, como un tren sin posibilidad de frenar.

¡Ring, ring! Pedaleas más y más rápido, veo una mirada maliciosa en tus ojos.

Sonríes, eso es mala señal...

¡Ring, ring!

Good vibrations



El verano grita sobre su piel.
Las olas del mar rompen en sus ojos.
Te contará historias de marineros
Que te harán olvidar la resaca.

Adoro los colores de su vestido.
Y como el sol se refleja en su pelo.
Oigo la dulce música de cada palabra suya
Deslizándose sutilmente con el viento.

La siento dentro de mí cuando cierro mis ojos
Y escucho los latidos de su corazón.
Entonces abro los ojos y veo su sonrisa
Y sus labios siempre peligrosamente cerca.

Y sin saber por qué,
Me transporta a otro lugar
Donde los girasoles brillan
Y las estrellas florecen en el cielo.

Estrella apagada



La estrella apagada colisiona contra el espejo del cielo negro.
Se rompe en mil pedazos de significado y el espejo en mil lágrimas de diamante.

El polvo llueve iluminandolo todo.
Su destello alcanza hasta los rincones en los que se oculta Dios.

Las lágrimas viajan con el sonido sobrepasando la barrera del delirio mientras nos adentramos en los caminos de la tragedia.

Como una pluma cargando con todo el peso del dolor, caen arrasando con todo lo que se interponga en su camino para convertir al dragón en el fuego de la montaña y la sirena en la sal del océano hasta fecundar la tierra que dará a luz a los niños de la revolución.

Marta



Le dije a Marta que se sentara en las escaleras para hacerle una foto. Era gracioso verla encogerse de hombros con resignación porque no le gusta mucho que le hagan fotos. Miré por el objetivo varias veces y aparté la cámara para verla con mis ojos un poco más.

Era adorable verla ahí sentada. Tenía tanta vergüenza que se abrazaba con fuerza a sus piernas queriendo esconderse tras ellas.

Ahí estaba, con su tímida sonrisa, su pelo recogido torpemente y sus ojos negros. Unos ojos que te atrapaban hasta sumergirte en la noche que ocultaban. Una noche de verano a la luz de la luna con Marta tocando una y otra vez “Seul Ce Soir” con su violín.

Quizá un día acierte las notas. Quizá un día tocaremos juntos “Seul Ce Soir” y el resto de las noches serán así.

Sin título



La otra noche tuve un sueño. Un sueño extremadamente vívido y lúcido. Estaban unos amigos míos, estaba María y sus amigas. Lo pasábamos bien.

Entonces llegó la noche de San Juan, dejé allí a todos y me fui solo a la playa. Pensé que te gustaría cenar junto al mar y luego ir a ver los fuegos artificiales. Te llame para decirte que te esperaba allí pero tu móvil estaba “apagado o fuera de cobertura”. Algo en mi interior me decía que no vendrías.

Me di una vuelta por allí, la gente estaba animada y los niños ilusionados. Para hacer tiempo reservé mesa y te mande un mensaje. Algo en mi interior me decía que nunca responderías aquel mensaje.

Me senté en un rincón, viendo la gente pasar y poco a poco me fui quedando dormido sabiendo que nunca vendrías.

Y dormido dentro de ese sueño, un pájaro anunció el final de la noche, supe que un día decidiste no existir más y sentí que el pasado nunca sucedió.

Waiting all night



Una noche de verano me quedé despierto esperando a que volvieras. Con ganas de un beso tuyo, rezando por que me abrazaras, deseando decirte cuanto te quiero. Desde aquella noche todas las noches que he vivido han sido esa misma noche. Una vida después de la vida en un lugar desconocido. Supongo que por eso tengo que imaginar, adornar palabras y detalles, inventar historias o soñar despierto, para evitar la locura que supone que cada noche sea “esa” noche.

Esther



Era una noche con niebla y Esther estaba subida en el carrusel. De pronto se sintió mareada y decidió bajarse y volver a casa. Por el camino, cruzando los bosques, se encontró al Lobo López que le preguntó si por fin ese iba a ser el día en que Esther dejaría que se la comiese pero ella le dijo que no y siguió el camino hasta llegar a casa.

Cuando estaba a punto de entrar miró hacia la casa de su vecino, el señor Miner, y vio la luz encendida. Pensó que quizá él pudiera darle algo para el mareo así que fue, y toco a su puerta y él le invito a entrar amablemente. Esther le expuso su problema y el señor Miner se puso manos a la obra. Echó agua en el tubo de ensayo, un poco de cloroformo, benceno, esencia de la juventud y algo corrosivo. Encendió el fuego y puso el tubo de ensayo a calentar rezando por que aquello no fuera inflamable. En diez minutos el remedio ya estaba hecho y se lo sirvió a Esther y esta se lo bebió a pesar de la desconfianza que le merecía aquel mejunje. Pero le quitó el mareo al instante así que no pudo mas que deshacerse en elogios y agradecimientos al señor Miner durante más de media hora.


Gracias señor Miner.


Esther se marchó de allí y volvió a su casa. Entró y justo al cerrar la puerta vio en el recibidor el libro que le había prestado su vecina, la señora Meier y recordó que le había pedido que se lo devolviera cuanto antes porque lo necesitaba. Pensó que lo mejor sería hacerlo ya y así se lo quitaba de encima así que tal como entró, volvió a salir y fue hasta casa de la señora Meier, toco a su puerta y esta le abrió. Esther le dio el libro y la señora Meier se lo agradeció y le invitó a pasar para enseñarle el plato que estaba cocinando, una sopa que estaba destinada según ella a ser “La sopa definitiva”. La señora Meier era una cocinera genial y muy extravagante también así que mientras hablaban de sus cosas, la señora Meier iba echando cosas al caldero que hervía a fuego lento, muy lento. Echaba colas de lagartija, trocitos de nube, absenta, un disco de música rayado...

De pronto pensó que podría añadir algo de hierba de San Juan, pero no era el día de San Juan. El único sitio donde se podía encontrar hierba de San Juan cuando no era el día de San Juan era en el jardín del señor Miner que era un tipo muy listo y a sabiendas de ello había plantado unas cuantas en su jardín. Le pidió a Esther que se quedara para ver el resultado y la verdad es que viendo el panorama, estaba muy intrigada por saber como quedaría esa sopa así que accedió y la señora Meier fue a casa del señor Miner.

Toco a la puerta del señor Miner y le expuso la situación a lo que él, amablemente, accedió. Fue a su jardín y recogió un poco de hierba de San Juan. Justo entonces la señora Meier tuvo la extraña idea de incluir al señor Miner como ingrediente de su sopa. No lo tenía del todo claro pero bueno, siempre había estado enamorado de él y se preguntó muchas veces a que sabría su amor así que ató al señor Miner, se lo echó sobre su hombro izquierdo, agarró las hierbas y se fue. Por el camino vio al Lobo López disfrazado de cartero llamando a la puerta de Esther y pensó en lo listo que era ese lobo y se preguntó a que sabría la audacia así que decidió que sería otro de los ingredientes para “La sopa definitiva”. Ató al lobo y se lo echó sobre su hombro derecho y a cuestas con él, el señor Miner y las hierbas regresó a casa y los echó al caldero. Esther estaba atónita ante tal situación pero se moría de curiosidad y encima le había entrado hambre.

Pero la señora Meier aún no estaba del todo convencida. Le faltaba un ingrediente pero ¿Cuál era? Empezó a pensar y de pronto se le encendió la bombilla ¡Faltaba pasión, faltaba ella! Siempre se preguntó que sabor tendría la pasión así que no se lo pensó dos veces y se tiró de cabeza al caldero, riendo como loca de contenta. Esther se quedó pensativa durante horas por lo ocurrido. Cuando estaba a punto de salir el sol decidió que iba a ir hasta el final así que se sirvió un plato de aquella sopa y se sentó en la mesa frente al enorme espejo que presidia el comedor de la señora Meier y con miedo, probó la sopa. Aquello estaba tan rico que no pudo resistirlo y se comió el plato entero y hasta repitió. Cuando acabó se echó hacia atrás apoyando todoasu espalda contra la silla de lo llena que estaba y entonces, con los primeros rayos del sol entrando por la ventana, se miró en el espejo y no pudo creer lo que vio.

Esther se había convertido en la chica mas bella del mundo. Los hombres se pegaban por hablar con ella. Los niños ya no se enamoraban de la profesora de lengua. Todos enloquecían al verla y en el pueblo pronto empezó a llegar gente de todas las partes del mundo solo para verla con sus propios ojos.

Gracias señora Meier.

Lucky Now



Decían que parecíamos los novios de la tarta allí donde entrábamos. Decían que si algo malo sucedía el tiempo lo curaría todo y te olvidaría y que mi vida volvería a ser fantástica. Y yo, sabia que era mentira. Sabía que si algo malo sucedía no te olvidaría. Y la vida sería oscura, y las noches olerían a tabaco y mis dientes se mancharían de amarillo con el whisky. Porque por alguna maldita y extraña razón, mis predicciones siempre se cumplen.

Decían que no habría tiempo de hacerse viejo cuando éramos jóvenes. Sin embargo, no hay Cadillacs corriendo por las calles, escribo lo que siento pero no soy Bukowski, toco la guitarra como puedo pero no soy Trey Anastasio y definitivamente, mis peores predicciones se cumplen.

Se supone que unas pastillas me ayudarían. Que el psicoanalismo mas rancio y la psicología conductual me ayudarían.

Pero ¿Quien es capaz de explicar que después de todo este tiempo no te puedo olvidar? ¿Quien es capaz de decir que no hay cura que no venga de ti? ¿Tendré que arrastrar con eso hasta estar en mi lecho de muerte para poder decir que tenía razón?

Paula



El cielo y nubes de algodón bajo sabanas de cuadros vichy. Tu silueta frente al mar. Llueve zumo de naranja sobre tu pelo. Los angeles juegan a tu alrededor.

Tus labios se abalanzan sobre un callejón sin salida. Tus ojos marrones como la mas fértil de las tierras gritando la mas dulce de las noches. Tu voz alterando la conciencia. Tus palabras deshaciendo toda realidad. Tu espíritu brillando sobre las hojas y las flores.

Tu fotografía; El lienzo pintado con nectar.

Esclavo de las luces de la ciudad



Trey caminaba por las calles y los coches le cegaban con sus potentes faros.
Pasó por una joyería y vio a Holly Golightly pegada a un escaparate mirando con fruición a través del cristal y Trey se acercó.

—¿Qué estas mirando? —preguntó.
—¡Necesito urgentemente que mi chico me regale uno! O tú ¡Consigueme uno! —respondió ella.

Trey miró al interior y se vio deslumbrado con tanto oro y diamantes.

Trey tenía un resfriado que no terminaba de curarse así que fue a una farmacia pero justo antes de entrar vio una cruz verde enorme, parpadeante. Quedo hipnotizado mas de media hora por los casi epilépticos destellos. Cuando volvió en si se preguntó: «¿Que había venido a hacer aquí?» y al no recordarlo, siguió andando.

Pasó por el barrio rojo y todos esos carteles de neón con chicas despampanantes, triples equis y cabarets le dieron calor.

Decidió meterse en un bar y tomar un cerveza bien fria mientras leía un libro sobre Monroe y se preguntaba de que coño hablaba.

Salió del bar y siguió andando hasta el final de la calle y encontró una vieja iglesia. Lucía un cartel luminoso enorme que decía: “Visite nuestra página web para recibir la salvación”
Entro tímidamente en la iglesia y pregunto en voz alta:

—Está el señor párroco?

No hubo respuesta y preguntó aún mas alto:

—¡Dios! ¿Estás ahí?

Dios permaneció callado, Jesucristo, crucificado tras el altar, permaneció inmóvil. Solo su propia voz le respondía con eco.

Salió de la iglesia y siguió caminando. Miraba las ventanas de los pisos, algunas estaban encendidas aún y se preguntaba:

«¿Me estarán esperando en alguna de estas casas? ¿Puede que en algún lugar mas lejano? Quizá sea mas simple y no me estén esperando en ningún lugar al fin y al cabo».

Pobre chico

La calle. El trafico. La gente andando del punto A al punto B. Ha sido salir del coche y empezar a llover. Pobre chico, le rompieron el corazón y se pregunta: «¿Seguirás amándome, ni que sea un pedacito? ¿A caso te acordaras de mi?».

Y la lluvia cae sobre sus hombros y ya no sabe donde meterse.

—Tierra trágame —dice.

Y la tierra le escupe.

—Tendré que seguir la moda o me quedaré fuera de juego.

Y se corta el pelo e imagina a Sansón perdiendo su fuerza. Piensa en sus problemas y ve a David derrotando a Goliath.

—¡La vida es sacrificio y fe! —le dicen.

Y piensa en Abraham a punto de sacrificar al primogénito.

—¡Basta! No más referencias bíblicas. Me voy a encomendar a la ciencia.

—Dos mas dos son cuatro, eso no puede fallar —pero no lo veía por ninguna parte.

Pobre chico, la gente anda apresurada por la calle y nadie le mira. Sale humo de una alcantarilla como en las películas y los coches se vuelven locos pitándose entre si.

Se masca la tragedia hasta que se traga. Dos coches chocan de frente. Vueltas de campana que suenan a silencio. Llegan coches de policía, ambulancias, camiones de bomberos.

Pobre chico. Solo quiere que lo salven. Quizá hasta sea verdad que lo necesita. Y mientras anda entre esos coches de policía, esas ambulancias, esos camiones de bomberos y ese desastre no ve mas que un gesto de negación destacando entre los curiosos.

Buscando desesperadamente. Buscando y desesperadamente.

Gone, gone, gone

Recuerda todos los momentos que pasamos juntos. Qué rápido pasaban las horas y qué eterno se hacía contar los días que faltaban para volvernos a ver.

No les preguntes que pasó. Cuéntales lo que fue.

Parecías una niña descubriendo un truco de magia cuando adivinaba que canción estabas pensando. Abrumada cuando nos quedábamos embobados mirándonos. Aterrada cuando te entraba el miedo. Pero cuando andabas por las calles, parecía que ibas a conquistar la ciudad.

Ahora te has convertido en toda una mujer. Te ves segura y mas bella que nunca, tienes un sitio en el que vivir, un coche muy chulo, un buen trabajo, vida social. Mas de lo que se podría querer o todo lo que te puede cambiar pero a mi me sigues gustando igual. Voy a quererte incluso después de muerto.

No me preguntes que pasó. Cuéntame lo que fue.

Aullido

En mitad de la noche cabe esperar sueño y no conciencia. Cabe esperar silencio y no el tic-tac del reloj. Cabe esperar un pulso débil como el de un oso hibernando.

Entonces me posee algo peor que la muerte. Las palabras fluyen mas que nunca por mi cabeza. Me veo desbordado por todo lo que quiero contar pero que aún no me ha dado tiempo. O las ganas de contar lo que necesitaría explicar pero no se como hacerlo.

Entonces mi corazón no tarda mucho en estallar, latiendo cada vez mas rápido como un caballo desbocado. Y en mitad de la quietud de la noche, mi alma esboza un grito de desesperación y lo echa a volar en busca de ayuda. Como el aullido de un lobo en la densidad del bosque. Como una golondrina con grilletes.

Leaving The City



Me quede dormido un momento y todo dio la vuelta. Desperté en un sueño mientras que lo que llaman realidad quedó dormido.

Intente buscar el camino de vuelta. No es que quisiera volver pero según las leyes de los dioses, la ciencia y los hombres cuerdos, yo no debía estar allí.

Miré mas allá de aquella ciudad sumergida y en el horizonte, por encima del agua cristalina y bajo los colores magnéticos del cielo vi una línea que delimitaba ambos mundos. Resonaba con la música de mi mente y vibraba con el compás casi hipnótico de mi corazón. Me asombró cuan delgada era aquella línea.

Jealous Guy



Puedo sentir como arden las palabras en mi cabeza, ávidas por ser escritas. Oigo notas musicales dando saltos sobre lava y melodías indescriptibles. Tengo una herida abierta y la sangre que brota no es roja si no toda una paleta de colores. Mi deseo late rápido y fuerte retumbando en lo mas profundo de mis vísceras. El resplandor del sol en mi cara. La lluvia como metal pesado cayendo sobre mi espalda. La tierra abriendose a mis pies.

Es todo el amor que no me dio tiempo a darte encerrado en mi, gritando por salir mientras mi mente sigue atrapada en el tiempo, flotando como una canción de John Lennon, flotando como una hoja arrastrada por un remolino del viento.

Factory Girl



Me gustaría ser un cuadro de Warhol. Quizá una lata de sopa o quizá Lou. La gente me vería agitar mi guitarra estático, hueco y vacío.

Me gustaría ser un poema de Nico hirviendo en una cuchara. Ser heroína corriendo por las vías del metro. Ser Dylan renqueando por las calles de Nueva York intentando encontrar a Edie. Ser la chaqueta de cuero que llevas puesta mientras bailas en un antro repleto de gente.