Ruido blanco
Cuando ya hemos servido
A los amos que nos imponen
Y nos hemos rendido a los placeres que nos dominan.
La noche se nos hecha encima.
Y ya sea una pantalla plana en el dormitorio
Pintando grandes imágenes en tus ojos.
O que tu cuerpo entero tiemble de un placer efímero,
entre los brazos de un amante apenas furtivo.
¿Te has debatido ya entre la vida y la muerte de tus convicciones?
Un día normal como tantos otros ¿No?
Te sumerges en la pantalla de un pequeño artilugio,
Presionando el botón de “Repetir canción”
Para alejar a los demás.
Tal vez pueda parecer una noche pacífica.
Pero no será un día sin palabras mientras lo comparta contigo.
Entre claroscuros de fragilidad donde la baja autoestima quizá hasta estalle
Contra cuerpos escandalosamente hostiles.
Tal vez pueda parecer una noche violenta.
Mientras dos almas se gritan,
Unas por desesperación, otras por confusión.
En un par de correos electrónicos.
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