Vivir una situación cotidiana como si estuvieras jugándotelo todo a una carta.
Estar cagando en el retrete y notar que alguien te esta apuntando con una pistola directamente a la cabeza.
Meterse en la cama y sentir que las sabanas son de plomo.
Caminar por la calle y que el suelo se convierta en alambre, las farolas en focos y repentinamente, todas las miradas se fijen en ti.
Oir una canción con incertidumbre, dar una profunda calada a un cigarrillo o beberte el vaso de un trago porque tienes la sensación que cualquier cosa que hagas va a ser la última.
Entonces te das la vuelta y descubres que ahí donde debería estar el pasado lo que hay es el futuro, aguardando, acechando, merodeando, observando, persiguiéndote.
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