Al final amanece y abro mis ojos, hinchados, como si hubiera estado nueve años en coma. Empieza el día con su ansiedad urgente, los temblores, la anhedonia y la muerte por dentro. Y la eterna pregunta de “¿Cuando te olvidaré?” me acompaña como un perro fiel.
Sin darme cuenta y casi sin querer, mis ojos hinchados buscan por cualquier parte tus preciosos y enormes ojos, esos que podía mirar durante horas mientras el tiempo y el espacio se detenía a nuestro alrededor. Porque solo deseo que estés aquí para decirte lo mucho que te estoy echando de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.