Desrealización

Siempre cuesta horrores dormir. Verte cada noche en sueños no es negociable. Despertarse mil veces en mitad de la noche preguntándome si es un espejismo o de verdad estas ahí es algo habitual. Lo que eran placeres se convierten en terrores.

Al final amanece y abro mis ojos, hinchados, como si hubiera estado nueve años en coma. Empieza el día con su ansiedad urgente, los temblores, la anhedonia y la muerte por dentro. Y la eterna pregunta de “¿Cuando te olvidaré?” me acompaña como un perro fiel.

Sin darme cuenta y casi sin querer, mis ojos hinchados buscan por cualquier parte tus preciosos y enormes ojos, esos que podía mirar durante horas mientras el tiempo y el espacio se detenía a nuestro alrededor. Porque solo deseo que estés aquí para decirte lo mucho que te estoy echando de menos.

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