Me sumerjo en la bañera y escucho el agua. Oigo los latidos de mi corazón y me hacen recordar que aún estoy vivo. Oigo tras de mi como descansan las horas que he malgastado y me hundo aún mas, como una ajada flor.
Me dijeron que hay oro en la ciudad pero nunca llego a fin de mes. Solo puedo permitirme tomar este autobús que no llegará muy lejos y una botella de bourbon barato para soportar el frío.
Pero estará bien, si bailas conmigo esta noche. Atravesaremos las sabanas como un rayo hasta alcanzar el sol.
Esta mañana desperté en un tren que no iba a ninguna parte. Oía resonar el eco en mi cabeza pero me di cuenta que tan solo era la resaca de un sueño cuando miré por la ventana y, una mañana mas, el mundo había dado otra vuelta y las flores se habían convertido en piedra.
No sabia cuan lejos iba a llegar ese tren hasta que me detuve en la última parada y en medio de aquella nada, al final del arco iris, grité tu nombre.
Sumerjido en la bañera mi corazón cada vez late mas despacio hasta que oigo la muerte acercándose y saco la cabeza desesperadamente intentando recuperar el aliento. Y es que el tiempo que podemos estar bajo el agua es efímero, como el tiempo que podemos retener los sueños.
Baila conmigo esta noche. Atravesaremos las sabanas como un rayo y cuando llegue la mañana, curaremos nuestras heridas de guerra en las playas del sol.
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