Eleven stands for two

No soy una persona sino la persona que debería ser.
No soy una persona sino la persona que esperan que sea.
No soy una persona sino los grilletes que me sujetan.

No soy una persona sino la cabeza en la nubes.
No soy una persona sino las estrellas por las que brillo.
No soy una persona sino los sueños que sueño.

Pero no soy una persona si no soy soñado.

Soy, soy, soy.
Pero no soy, no soy, no soy.

Cielos desérticos



El cielo está despejado y aún así, no vemos un futuro certero al final. No pasa nada, de una forma u otra terminaremos encontrando las respuestas. En la ciudad nunca se veían las estrellas y sin embargo ahora ahí estás, mi estrella en el cielo vacío.

En la intimidad de tu abrazo, cuando todo desaparece y el tiempo se detiene, espero que mi respiración te de tanta paz como yo encuentro en la tuya. Que los latidos de mi corazón te den tanto calor como hacen los tuyos conmigo. Que encuentres en mis brazos el refugio que encuentro yo en los tuyos.

Que las dificultades, las dudas o la apatía sean solo un peso liviano y veas luz, cómo la veo yo cuando miro hacia arriba y te encuentro ahí, mi estrella en el cielo vacío.

Figura en una finestra

Salvador Dalí, Figura en una finestra


Mi día se ha vuelto algo melancólico cuando esta mañana he visto una vieja foto.

A través del encuadre, los colores, la ropa, sus (nuestras) poco saludables costumbres del cigarrillo, la lente por la que se asomaba a ver el mundo, el recogido del pelo y su inconfundible flequillo he pensado espontáneamente «Qué buenos tiempos. Qué días tan felices y tan fugaces.»

No me ha sorprendido el contenido de mis reflexiones si no su naturalidad.

¿Realmente era consciente de ello en aquel entonces?
¿Sabía que estaba viviendo algo único?
¿Lo valoraba en su justa medida?
¿Sabía siquiera que estaba viviendo?
¿Es la distancia y la perspectiva que el tiempo nos brinda lo que me ha hecho pensarlo así?
¿O acaso me enredo, como entonces, con las mismas viejas trampas de la memoria y la idealización?

Qué más da. Hoy es un día melancólico.

Cluster C

Nunca me han gustado las comunidades, los colectivos, las identidades, las etiquetas. Religiones, rituales, tradiciones, fetiches, banderas, bandos, ideologías, personalidades tipo, género musical, que se yo… No lo veo, no lo entiendo, me aburre y me da pereza. Nunca fui ninguna cosa porque siempre sentí que soy muchas. Nunca vi una sola cosa porque detrás de la fachada habían demasiadas.

Después de lo ocurrido estos últimos meses quizá ha llegado el momento de aceptar que seis años no son un bache. Que no hay nada malo en mí y que la persona que solía ser simplemente ya no volverá. Quizá deba aceptar que tengo una enfermedad, que tendré que convivir con ella toda la vida y, muy a mi pesar, dejarme colgar la etiqueta.