Las estrellas llueven por el colador, dejan caer un delicioso nectar por el embudo que rellena la botella en la que bebo y mis labios arden. El faquir entretiene a la corte y el bufón echa una cabezadita sobre la cama de clavos. Has ignorado tus deseos y tu corazón no dolerá.
Calma, nunca pasará nada.
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