Moonlight Drive



Esta mañana al despertarme y mirar el reloj, me he quedado un rato en la cama hasta que mis ganas de tomar un cafe han vencido a mis ganas de holgazanear.

He salido de mi habitación y he empezado a andar lentamente por el pasillo hasta el comedor. He llegado a la ventana y he subido la persiana.

El sol brillaba con mucha fuerza para ser invierno y el cielo estaba obscenamente despejado, como uno de esos días de verano en los que vas a la playa y te tumbas mirando arriba.

Este tipo de días son bonitos, el azul siempre ha sido mi color favorito y son muy agradables de ver. Pero cuando no hay ninguna nube y ves solo el azul del cielo, me asusta.

Todo está tan claro que parece que casi puedes ver el final desde donde estas. No hay lugar para el error o la casualidad, todo está despejado, contestado y tus cartas están a la vista.

Quizá por eso siempre he preferido mas la noche que el día. Porque nada esta claro. Hay un sitio para el misterio, la pregunta, la duda de que algo mágico puede ocurrir.

Vamos nena, vamos a nadar hacia la luna, vamos a escalar por la marea.

¿Quieres que conduzcamos bajo la luz de la luna?

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