Ruido blanco



Cuando ya hemos servido
A los amos que nos imponen
Y nos hemos rendido a los placeres que nos dominan.
La noche se nos hecha encima.

Y ya sea una pantalla plana en el dormitorio
Pintando grandes imágenes en tus ojos.
O que tu cuerpo entero tiemble de un placer efímero,
entre los brazos de un amante apenas furtivo.

¿Te has debatido ya entre la vida y la muerte de tus convicciones?

Un día normal como tantos otros ¿No?
Te sumerges en la pantalla de un pequeño artilugio,
Presionando el botón de “Repetir canción”
Para alejar a los demás.

Tal vez pueda parecer una noche pacífica.
Pero no será un día sin palabras mientras lo comparta contigo.
Entre claroscuros de fragilidad donde la baja autoestima quizá hasta estalle
Contra cuerpos escandalosamente hostiles.

Tal vez pueda parecer una noche violenta.
Mientras dos almas se gritan,
Unas por desesperación, otras por confusión.
En un par de correos electrónicos.

Sin título



Ese lastre, esas cadenas y esos grilletes que sentimos son nuestro propio cuerpo. Solo despojándonos de él volaremos a nuestra verdadera consciencia.

La playa



Hay un colchón de clavos detrás de la arena. Un sol despiadado que el cielo azul no combate. Una sombrilla que ya no te cobija de nada. Un helado aburrido en el paseo marítimo. Vamos de tiendas y no ves mas que lo mismo una y otra vez. Los mismos bolsos y los mismos pantalones una y otra vez que te hacen un culo espectacular. ¿Otra vez un puto mojito en un chiringuito donde no se oye nada mas que el sonido infernal del chill out en vez de Led Zeppelin?

Sácame de aquí, por favor. No puedo aguantar un segundo mas este aburrimiento de margaritas y sombrillas sabiendo que no hay nadie en la ciudad. Sería el momento idóneo para conquistarla. Quizá no quedaría muy bien bajo un filtro de instagram pero, joder, que divertido sería.