Moonlight Drive



Esta mañana al despertarme y mirar el reloj, me he quedado un rato en la cama hasta que mis ganas de tomar un cafe han vencido a mis ganas de holgazanear.

He salido de mi habitación y he empezado a andar lentamente por el pasillo hasta el comedor. He llegado a la ventana y he subido la persiana.

El sol brillaba con mucha fuerza para ser invierno y el cielo estaba obscenamente despejado, como uno de esos días de verano en los que vas a la playa y te tumbas mirando arriba.

Este tipo de días son bonitos, el azul siempre ha sido mi color favorito y son muy agradables de ver. Pero cuando no hay ninguna nube y ves solo el azul del cielo, me asusta.

Todo está tan claro que parece que casi puedes ver el final desde donde estas. No hay lugar para el error o la casualidad, todo está despejado, contestado y tus cartas están a la vista.

Quizá por eso siempre he preferido mas la noche que el día. Porque nada esta claro. Hay un sitio para el misterio, la pregunta, la duda de que algo mágico puede ocurrir.

Vamos nena, vamos a nadar hacia la luna, vamos a escalar por la marea.

¿Quieres que conduzcamos bajo la luz de la luna?

At The Chime Of A City Clock



Se ha hecho de noche ya. Siempre he pensado que resistiría mejor el invierno si no oscureciera tan pronto.

Tocan las seis en el reloj de la plaza y todo el mundo pasa por la plaza a toda prisa, como si hubiera espantada o toque de queda. Las chicas ni te miran.

No eres nadie cuando no tienes ni un duro, no eres nadie si decides no ponerte la ropa que quieren que te pongas. No eres nadie cuando estas tan jodido, tocado y bien hundido que haces lo que te da la real gana.

Por desgracia mi ego puede mas que todo eso. Me tiraría la vida entera viendo este paisaje con tal de no bajarme del burro.

Bueno... Y si esto... ¿Y si esto no es tan malo?

Como Serrat



La Torre Eiffel, el barrio de Camdem, los canales de Venecia, el muro derruido de Berlin, el Empire State o el Taj Mahal no están nada mal, pero yo, como Serrat, nací en el Mediterráneo.