La magia del arte, del "drac màgic" y de esta ciudad



Recuerdo una vez de pequeño (muy pero que muy pequeño) estar con mi padre en la plaza Catalunya viendo aquel dragón. El "drac màgic" (de Àngel Màdico) no era una escultura cualquiera y tenia unas cuantas peculiaridades. Estaba posada sobre un montículo de césped y tenia un pequeño estanque circular alrededor. Se movía impulsado por el viento, como si fuera una veleta, emitía un sonido propio fruto del paso del aire por su interior y aprovechando también el viento, un molinete que llevaba acoplado hacia que se encendiesen las luces que habían en sus ojos. Ademas, tenía unos pequeños surtidores de agua pulverizada que junto con los rayos del sol creaban efectos de luz sobre su superficie metálica.

Esa es la magia de una obra de arte. Que puede hacer cosas tan asombrosas como que yo, que como mucho tenía cuatro años y apenas tengo un par de recuerdos difusos de aquella época, puedo recordar ese momento con todo tipo de detalles. Puedo recordar perfectamente mi asombro, mi padre hablándome, el sonido del agua y el "drac màgic" como si lo estuviera viendo ahora.

Tras ser retirada en 1987 por los continuos actos vandálicos fue restaurada y puesta de nuevo de la forma en la que hoy en día se puede ver. Hoy el "Drac màgic" de la plaza Catalunya de Terrassa esta instalada sobre un tubo de unos 4 metros y por desgracia, ya no presenta ninguna de esas peculiaridades que tenía.

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