No puedo esperar a oírte rugir. El eco imposible de tus olas rompiendo en la orilla sin paredes cerca. Tu arena fastidiándome siempre de nuevas maneras y el sol achicharrando mi blanquísima piel. La brisa acariciándome levemente. Como los susurros que se deslizan de tus labios y las palabras livianas que se escapan de entre mis dientes. Sin puntos y a parte.