Ya sea por Descartes, por Sartre, por Freud, por mi manía a llevar la contraria sistemáticamente a todo o por llevar la contraria a la educación de colegio religioso que recibí. A lo largo de mi vida la filosofía, la ciencia y la razón eliminaron cualquier atisbo de fe.
Caminando hacia el vaticano algo me paraliza por completo.
La belleza de Roma, la historia milenaria, el arte en su estado mas puro, la culpabilidad por la paradoja que supone utilizar tal cantidad de recursos en llevar a cabo tan magna obra chocando contra la miseria, el vagabundo que pide caridad en la calle y el hambre en el mundo. Todo confluye en un punto concreto del cielo que desciende como un rayo que me parte.
Y en ese momento, solo deseo creer. Despojarme de todo. Quedarme desnudo de argumentos y simplemente tener fe.
Y aún siendo ese deseo en vano, siento que por encima de todos los dioses no existe otra cosa mas que el amor y que no hay nada mas sagrado que tu.